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jueves, 9 de diciembre de 2010

La hora de los derechos sociales

Comenzaba la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano -aprobada en 1789 por la Asamblea Nacional francesa- “considerando que la ignorancia, el olvido y el menosprecio de derechos del hombre son las únicas causas de las calamidades públicas”. El 10 de diciembre de 1948, Naciones Unidas proclamó la Declaración Universal de Derechos Humanos “considerando que el desconocimiento y el menosprecio de los derechos humanos han originado actos de barbarie ultrajantes para la conciencia de la humanidad, y que se ha proclamando como la aspiración más elevada del hombre, el advenimiento de un mundo en que los seres humanos, liberados del temor y de la miseria, disfruten de la libertad”.

Casi exactamente treinta años después, el 6 de diciembre de 1978, el pueblo español refrendó nuestra Constitución, cuyo artículo 10 dice: “La dignidad de la persona, los derechos inviolables que le son inherentes, el libre desarrollo de la personalidad, el respeto a la ley y a los derechos de los demás, son fundamento del orden político y de la paz social”.

Estas declaraciones resumen los dos últimos siglos de lucha constante por la conquista de la libertad y de la justicia. Si algo hemos podido aprender de tan larga experiencia es que ambas son indisociables. Ni hay libertad para todos sin justicia, ni hay justicia sin libertad. Como no hay respeto efectivo a los derechos fundamentales de todos si no se aplican también los demás derechos.
En este sentido, los denominados derechos sociales: trabajo, vivienda, sanidad, educación, autonomía personal,... son tan fundamentales como los que así se denominan.

España es un país que ha conseguido un buen nivel en el reconocimiento de los derechos civiles y políticos. Se trata ahora de persistir en la extensión y mejora de los derechos sociales. Nos queda aún mucho por hacer. Con una dificultad añadida. La pertinaz crisis económica que padecemos agrava por una parte los problemas y disminuye, por otra, los recursos. Debemos priorizar más que nunca. Todos tenemos la obligación de sostener e incluso mejorar las políticas sociales. Nadie podría entender, por ejemplo, que el Ayuntamiento de Burgos redujera este año la ayuda a Cáritas, Aspanias, Fedisfibur, Comité Anti-Sida, Autismo, Prosame, Dawn y tantos otros, mientras gasta mucho más en decorar lujosamente paseos y plazas.

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