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lunes, 24 de enero de 2011

Así soy yo

Nací en Pedrosa del Príncipe, Burgos, el 12 de junio de 1947. Aprendí, entre otras cosas, a leer, escribir y contar con Doña Eli y D. Panta en la escuela de mi pueblo.

Interno, con guardapolvos, empecé el Bachillerato en el Liceo que concluí con los jesuitas de la Merced, sin pena ni gloria.

Tengo que reconocer que sentí desde el principio una intensa devoción por los libros, aunque no por todos, desde luego. Los de texto, por ejemplo, nunca han sido objeto de mi veneración. Todavía hoy pienso que han sido demasiadas veces los peores enemigos de los libros propiamente dichos.

Entre 1965 y 1968 estudié en la Facultad de Filosofía y Letras de Valladolid los primeros cursos que entonces eran comunes y daban acceso a la especialidad. Precisamente en 1968 fue cuando, en la Complutense de Madrid, la Psicología obtuvo rango universitario. Allí me trasladé yo entonces para ver si conseguía calmar las urgencias que sentía por entender algo sobre este sucesor del antecessor que es el homo sapiens, tanto colectiva como individualmente considerado. Formé parte así de la primera promoción de licenciados en Psicología de España.

Pronto a esta le siguió una segunda licenciatura, que fue la del Servicio Militar, que me ocupó más de un año y de cuyo transcurso prefiero no tener que acordarme.

Todos mis años universitarios estuvieron marcados por una apasionada inmersión en los ámbitos sociales, políticos y culturales donde se estuviera fraguando algo nuevo. Las aulas, los barrios, las librerías, los cine clubs y hasta las parroquias hervían en un movimiento y debate constantes sobre el futuro democrático de España. Participé en un estado de exaltación permanente. Leí sin fatiga cuanto pude sin renunciar a nada, mezclando sin método la novela o la poesía con la filosofía, la historia, la sociología y, por ende, hasta con la parte menos académica de la psicología.

Pronto la política ocupó un lugar preferente entre mis inquietudes. Debates, reuniones, asambleas y manifestaciones tendían a invadirlo todo. El rechazo a la dictadura y la conquista de la democracia pasó a ser lo primero. Pero faltaban aún varios años para conseguirlo.

Vuelto a Burgos en 1971, se me presentó la posibilidad de trabajar como profesor en la Escuela de Formación Profesional María Madre y lo acepté sin reservas. Me pareció una oportunidad única de desarrollar, al máximo nivel y al mismo tiempo, tanto la posibilidad de enseñar de otra manera, como la de seguir aprendiendo sin parar. Desde entonces, sólo han pasado 40 años y allí sigo dando algunas clases.

Pronto me relacioné a través de Esteban Granado -no por casualidad librero-, en su internacionalmente famosa trastienda, con los primeros que en Burgos se decidieron a refundar el PSOE y la UGT (Isaías, Asun, Tino, Mila, Aurelio,...)

Solicité entrar en ambos en vísperas de la Navidad de 1974, poco después de su reconstitución, junto con mi compañero y amigo Alberto Hoyos. Desde entonces, mi vida política ha estado totalmente ligada a estas organizaciones.

El 1º de mayo de 1975 fui detenido, junto con varias decenas de socialistas de toda España, en las proximidades del cementerio civil de Madrid. Pero, la dictadura ya no estaba en sus mejores momentos. En menos de 48 horas, fuimos puestos en libertad con una multa que, en mi caso, fue de 25.000 pesetas y que se pagó a escote entre todos los afiliados.

Después, comenzó la Transición que, desde la muerte del dictador nos condujo a la aprobación de la Constitución de 1978. En 1976 fui elegido secretario general de la UGT de Burgos en el I Congreso que pudo celebrar tras su recreación.

En las primeras elecciones municipales de 1979 ocupé el segundo puesto en la candidatura del PSOE, precedido de Aurelio Rubio y seguido de Rosa de Lima Manzano. Mejor acompañado, imposible. Fuimos elegidos ocho concejales socialistas.

Tuve así, en tan temprana fecha, mi primera inmersión en la política municipal. Esta etapa se interrumpió al presentarme junto con Federico Sanz a las elecciones generales de 1982 en las que ambos fuimos elegidos diputados.

Estuve durante tres legislaturas en el Congreso, hasta 1993, ocupado en la política nacional. En estos años, tuve el privilegio de colaborar especialmente en las leyes sociales que entonces se aprobaron.

Entre 1993 y 1999 mantuve el mismo interés por la política de siempre, pero no ocupé ningún cargo público. Volví a dar clases como si nada. A partir de 1999 comienza mi última etapa con mi integración en la candidatura que consiguió que Ángel Olivares ocupara la Alcaldía de la ciudad. Fui portavoz de su gobierno hasta 2003. Después, he colaborado junto con los otros nueve concejales de mi Grupo en las tareas de oposición, hasta hoy.

Ahora me corresponde a mí tirar del carro. Cuento con el apoyo de mi partido para intentar conseguir el cambio político que la ciudad requiere en las elecciones del próximo 22 de mayo.

Estoy decidido a hacer todo lo que sepa y pueda. Me empeñaré en no defraudar la mayoritaria voluntad de cambio que creo que existe. Parto de la disposición más abierta posible. Quiero que mi partido sea la herramienta que pueda utilizar la parte de la sociedad burgalesa que quiere el cambio, para llevarlo a efecto.

En defensa del interés común, del patrimonio común, del sentido común y del común.


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